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28 dic 2021

CÓMO HACER JABÓN LÍQUIDO (GEL)

 

Os vamos a mostrar el proceso para hacer un jabón líquido o gel, a partir de una pastilla de jabón. Es un proceso muy sencillo, pero se han de seguir bien los pasos.






MATERIALES.

-Herramientas: rayador, cuenco, cacerola, cuchara, batidora.
-Material: jabón, agua, opcionalmente esencias y/o sal.


En primer lugar, se ha de tener claro las proporciones de cada ingrediente a usar, ya que no es lo mismo usar jabón comercial, que lleva espesantes, aglutinantes, etc... o jabón hecho en casa, más natural, como el que os mostramos a hacer aquí.

Las proporciones teóricas aproximadas son:


Así pues, con 1Litro de Agua, se ha de diluir aproximadamente 100-120gr de Jabón casero.

Con estas proporciones, entonces para hacer unos 500ml de jabón líquido, se necesita:




Para hacer otras cantidades, simplemente realizar una regla de tres, multiplicando el porcentaje por la cantidad de agua, partido entre 100. 

Por ejemplo, para 1000gr de agua:


ELABORACIÓN.

Con estas premisas, el primer paso será rayar el jabón casero, como el que hicimos aquí, para hacer más sencilla su disolución en la mezcla, o bien cortar en trozos pequeños. Una vez tenemos el jabón rallado (o cortado), podemos realizar el proceso de de dos formas; En frio o en caliente.

En frio, simplemente añadir el jabón al agua y batirlo, hasta conseguir una textura uniforme. Añadir si se desea alguna esencia, y embotellar para su uso










En caliente, poner el agua a calentar, y antes de que hierva, añadir el jabón, poco a poco, controlando que no alcance la ebullición, y remover con cuidado para hacer la menos espuma posible, hasta su completa disolución.







Una vez disuelto todo, dejar enfriar en un recipiente.
En el caso de los jabones comerciales, notareis que, debido a los espesantes, queda como una gelatina. Para poderlo usar con jabón líquido, “rompemos” la gelatinificación batiéndolo con un tenedor, como una tortilla, hasta conseguir la textura de gel.
En el caso de los jabones caseros, tan solo dejamos enfriar, y cuando esté listo con la textura adecuada, lo pasamos a un recipiente y listo para su uso.



Tener en cuenta que al enfriar, queda algo mas gelificado. Pero si no quedan con la textura deseada, os recomiendo que empecéis usando la misma proporción de jabón que de agua. Hacer el proceso mencionado, e ir añadiendo agua hasta conseguir la textura deseada.
Yo personalmente recomiendo el proceso en caliente, ya que emulsiona mejor los ingredientes. Por ejemplo, se puede usar dos pastillas de jabón casero que rondan los 190gr y empezar con 210gr de agua. Calentar, añadir el jabón e ir removiendo o batiendo. Si quedara muy espeso, ir añadiendo poco a poco, agua.

En cualquier caso, si quedará demasiado gelatinoso, podemos añadir más agua. En cambio, si queda demasiado líquido, se puede añadir un poco mas de jabón, repitiendo los pasos anteriores, o bien se puede añadir 1,5gr de sal por cada 100gr de jabón líquido.
El ejemplo para 500ml sería así:


USOS.

Este tipo de jabón, es preferible usarlo dentro de los seis primeros meses. 
Deja de ser apto para su uso cuando se produce el enranciamiento. Se puede comprobar si está rancia, ya sea por el cambio de aspecto, como por su desagradable olor.
El principal responsable del enranciamiento es la oxidación, que transforma las moléculas de ácidos grasos insaturados en otras que pueden resultar tóxicas.

Estos jabones realizados con jabón casero, son suaves, ligeros, cremosos y con espuma ligera, algo “babosa”, ideal para todo tipo de pieles, incluso las más sensibles. Su alto contenido en aceite de oliva aporta hidratación a las pieles secas. Si por el contrario tu piel es grasa el aceite de oliva aportará equilibrio. Además es un aceite ligero que no obstruye el poro. Tradicionalmente se ha usado para el cuidado facial y el corporal. Además puede emplearse para el afeitado, para retirar restos de maquillaje o como champú por su espuma ligera, que evita la irritación.
Además, al usar aceite de oliva reciclado, es un producto vegetariano o vegano, no contamina el agua de ríos y mares, tirándolo por el desagüe (1 litro de aceite puede llegar a contaminar 10000 litros de agua). Es biodegradable, contribuyendo al cuidado del medio ambiente, ahorramos en productos de limpieza y aumenta nuestra autoestima, haciendo algo con nuestras propias manos.




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© Se permite reproducción total o parcial de este contenido, siempre y cuando se reconozca la fuente de información utilizada y se incluya el enlace a este artículo.

Equipo Xanur©2021.

15 nov 2020

COMO HACER JABÓN

Os vamos a mostrar el proceso dese cero, que seguimos para hacer jabón 100% natural, como lo hacían antiguamente nuestras abuelas. El proceso es sencillo, pero se han de tener en cuenta ciertas precauciones, que podéis consultar aquí.
Puede que al ver las formulas y los cálculos para hacerlo, os agobien un poco. Pero si es así, para vuestro primer jabón, no os compliques la vida y seguir los pasos de su elaboración aquí.





MATERIALES.

-Herramientas: varios recipientes de plástico o acero inoxidable, molde de madera o silicona, espátula, báscula, termómetro y batidora o cuchara de palo.
-Material: Sosa caustica, aceite de oliva, agua desmineralizada, y esencias (opcionales).

Como este va a ser nuestro primer jabón, empezaremos con uno básico, como el de las abuelas, ecológico, ayudando al reciclaje, biodegradable y con multitud de usos. Pero empecemos por el principio.



EL JABÓN.

El jabón, es básicamente, un agente de limpieza que surge del resultado de mezclar agua con hidróxido de sodio (sosa caustica), formando un álcali, y aceites o grasas, siendo estos ácidos grasos. A esta mezcla, se le suele añadir otra serie de ingredientes, como colorantes, fragancias, arcillas, esencias, etc.
A este proceso se le llama “saponificación”, que es la reacción ocurrida cuando mezclamos un ácido graso con un álcali.




Cada grasa o aceite, requiere una cantidad específica de sosa para que se produzca la reacción de saponificación. Es especialmente importante, ya que un exceso de sosa nos irritará la piel y un defecto, quedara un jabón blando. La relación para hacer jabón, suele estar entre un 25% de álcali un 75% de ácidos grasos. Ver la sección “CALCULAR LA SOSA”

Como información, debéis saber que hay dos métodos de fabricar jabón sólido; en caliente y en frío. El que mostraremos aquí será el segundo.

Podeis encontrar informacion más detallada sobre las grasas aquí.




PRECAUCIONES.

Antes de empezar, es IMPRESCINDIBLE tener en cuenta una serie de PRECAUCIONES y recomendaciones de SEGURIDAD. Leerlas y seguirlas todas:

- Usar gafas de seguridad, guantes y mascarilla. La sosa produce una reacción que emite calor y vapores tóxicos, y las salpicaduras pueden provocar quemaduras, irritación, dermatitis o escozor, por su alcalinidad.

-Usar ropa apropiada. En caso de salpicaduras, que no llegue a la piel y que no nos duela si se deteriora la ropa.

-Tener a mano vinagre. si salpica la sosa, neutralizarla con el vinagre.

-Usar utensilios de plástico, cristal, madera o acero inoxidable. No usar nada de aluminio.

-Lo que usemos para hacer jabón SÓLO lo usaremos para jabón. Para evitar posibles intoxicaciones. Por ejemplo, si usas batidora, esta será solo para jabón.

-Pesar MUY BIEN los ingredientes. Es muy importante que las medidas sean correctas.

-Usar Sosa Caustica pura. Que sea del 98% o 99%.Ver porcentajes en el envase.

-No hacerlo con niños ni mascotas cerca. Por motivos obvios.

-Trabajar en un sitio bien ventilado Debido a los gases tóxicos de las reacciones químicas.




CALCULAR LA SOSA.

La cantidad de Sosa a usar, siempre viene determinada por el Índice de Saponificación (ISP). ¿Y que es este valor? Pues son los miligramos de álcali (hidróxido de sodio + agua), que se necesita para saponificar un gramo de determinado aceite o grasa.

gr Aceite × ISP = gr NaOH


Así pues, aplicando la formula de la sosa, si usamos 500gr de aceite de oliva reciclado, nos saldrá la siguiente cantidad:

500gr Aceite × 0,135 ISP = 67,5gr NaOH


En la siguiente tabla, podéis consultar diferentes índices de saponificación, para los aceites más comunes en la elaboración de aceite:



Para ver otras grasas y aceites consultarlo aquí.

Si se usan varios tipos de aceites y/o grasas, se hace el cálculo individual de cada uno, y sumar el resultado final. Por ejemplo, si vamos a usar 300gr de aceite oliva y 100gr de aceite de coco, calcularemos cada uno, y luego sumamos ambos resultados:

300gr Aceite Oliva × 0,135 ISP = 40,5gr NaOH

100gr Aceite Coco× 0,187 ISP = 18,7gr NaOH

40,5gr + 18,7gr = 59,2gr NaOH




CALCULAR EL AGUA.

Ahora, pasamos a calcular la cantidad de agua para disolver la sosa, formando álcali. Se suele usar una proporción entre el 30% y el 40%. Lo más habitual es un 30% o 33% y el cálculo se hace, dividiendo los gramos de sosa entre el porcentaje, y al resultado restarle de nuevo la cantidad de sosa, como se muestra aquí:

(67,5gr NaOH / 30%) - 67,5gr NaOH = (67,5 / 0,30) - 67,5 = 225 - 67,5 = 157,5gr H2O


En algunos sitios podréis encontrar también la siguiente proporción:

420gr Aceite = 135gr H2O


Para cambiar la cantidad, aplicar una simple regla de tres. Por ejemplo, 500gr:

(500gr × 135gr H2 O) / 420gr Aceite = 160,7gr H2O


Personalmente, y por nuestra experiencia, preferimos la primera forma de calcularlo.




SOBRE-ENGRASADO.

Para nuestro primer jabón, no vamos a aplicar sobre-engrasado. Pero esto  consiste básicamente,  en “enriquecer” el jabón. Esto es, añadir un porcentaje entre el 5% y el 10% extra de aceites con propiedades terapéuticas, restando parte de sosa, para conseguir jabones, más suaves, hidratantes y emolientes, pensando en pieles más sensibles.
Este sobre-engrasado, se añade siempre al final del proceso, cuando la traza ya está lista, ya que de lo contrario, se perderían sus propiedades, debido a la alta temperatura que genera la mezcla del agua y la sosa.
Para calcular el sobre-engrasado, hemos de quitar el porcentaje extra a la cantidad de sosa, aplicando la siguiente fórmula:

NaOH - (% Sobre-Engrasado × NaOH)


Entonces, si para el jabón de ejemplo queremos añadir un 5% de aceite esencial, de los 67,5gr de Sosa que teníamos, quedaría la siguiente cantidad:

67,5gr NaOH - (5% × 67,5gr NaOH) = 67,5 - (0,05 × 67,5) =

67,5 - 3,375 = 64,125gr NaOH




CÁLCULO.

Con todo esto, ya podemos calcular nuestro primer jabón:

1000gr Aceite × 0,135gr = 135gr NaOH

(135gr NaOH / 30%) - 135gr NaOH = 450 - 67,5 = 382,5gr H2O


-1000gr de Aceite de oliva reciclado

-382,5gr de agua (H2O destilada)

-135gr de Sosa Caustica al 99%. (NaOH)

Esta barra tendrá un peso de 1456,4gr (+/-1,5Kgr).

Si todos estos cálculos os siguen agobiando, podéis usar alguna calculadora de saponificación que hay en la red, como la de Mendrularndia.




ELABORACIÓN PASO A PASO.

1. Por fin, con los ingredientes calculados, vamos a empezar el proceso. Lo primero de todo, es pesar todos los ingredientes por separado, para tenerlos listos.



2. En un lugar bien ventilado, añadir el agua en el recipiente de la sosa, y nunca al revés, de esta forma, evitaremos una reacción brusca y posibles salpicaduras. La combinación de sosa y agua produce una reacción exotérmica, alcanzando altas temperaturas (80ºC) y emanando gases tóxicos. Removemos hasta que esté todo bien disuelto. Una vez esté muy bien disuelto, dejarla enfriar hasta los 45ºC



3. Las grasas y/o aceites, calentarlos entre 45ºC y 60ºC. En este punto, lo más importante es, que el álcali o lejía y los aceites, tengan la misma temperatura al mezclarlos.



4. Con los aceites listos, preparar la batidora y añadir la sosa con agua. Siempre en este orden. Batir la mezcla constantemente hasta que adquiera la consistencia similar a la de un puré o natillas. Si no usáis batidora, hacerlo con una cuchara o palo de madera, pero se tarda más.



5. Cuando alcanza la consistencia que al pasar la batidora deja el surco, ya hemos llegado a la traza. En este punto es cuando, si lo deseamos, añadiríamos el sobre engrasado y/o el colorante, que es cuando sus propiedades no se ven afectadas por el calor.
-Si no consigues llegar a la traza (queda liquido), seguir batiendo hasta conseguirla, teniendo en cuenta que se tendrá que dejar secar mas días.
-Si la traza se alcanza rápido (endurece rápido), dejar de batir y verter en el molde.



6. Cuando alcanzamos la traza, vertemos todo en el molde. Se puede embadurnar las paredes del molde de aceite para desmoldarlo mejor. También se puede usar papel de horno o similar. Damos pequeños golpes para asentarlo bien y eliminar posibles burbujas de aire. Si se desea, se puede añadir en la superficie, a modo de decoración flores u hojas secas, micas, etc.



7. El siguiente paso es “abrigar” el molde. Solemos envolverlo con film transparente y un paño o toalla, para mantener la temperatura. De este modo se dejar endurecer en un lugar seco, sin luz directa ni humedad, entre 24/48 horas. Pasado ese tiempo, cuando esté bien seco, se desmolda la barra y la cortamos en pastillas. Es recomendable cortarlo antes de la saponificación, ya que puede quedar bastante duro y dificultar su corte.
Si lleva decoración de hojas o flores, cortarlo del revés, para evitar surcos de estas en la cara de corte. Además, podemos aplicar un sello opcionalmente, rociándolo previamente con alcohol.

8. Una vez cortado, dejar las pastillas curar entre 30 y 40 días (saponificado), y antes de usar el jabón, y comprobar su pH, para evitar irritaciones en la piel. Envolver y empaquetar los jabones al gusto.







IMPORTANCIA DEL pH.

Después de cortar el jabón, en importantísimo dejar curar este entre 30 y 40 días, para que adquiera el pH adecuado, ya que justo en el momento de hacer el jabón, es muy alcalino y necesita tiempo para neutralizarse. También es muy recomendable trabajar con vinagre a mano, porque este neutralizar los efectos del hidróxido de sodio, en caso de contacto con la piel.
El pH, es la concentración de iones de Hidrógeno (H+) de una sustancia. Por lo tanto un medio será más ácido o alcalino según la cantidad de H+ libres que contenga.
Por ejemplo, el ácido sulfúrico tiene una concentración muy alta de iones de hidrógeno. Típicamente, la escala va de 0 a 14 en disolución acuosa, siendo ácidas las disoluciones con pH menores a 7, y básicas o alcalinas, las que tienen pH mayores a 7. El pH = 7 indica la neutralidad de la disolución (siendo el disolvente agua). Nuestra piel tiene un promedio de pH de 5,5 y las pastillas de jabón artesanales, entre 7 y 9 pero, en contra de lo que parece, no resulta perjudicial para nuestra piel porque una vez utilizado el jabón, la piel recupera su grado de acidez rápidamente.
Para medir el pH se usan tiras medidoras de pH (tornasoles), mojando la pastilla de jabón y se frota un poco para que haga espuma. Colocamos la tira sobre la pastilla y rápidamente adquiere un color. Junto con las tiras viene el detalle del grado de pH según el color.
Los jabones comerciales elaborados con tensoactivos sintéticos, prometen un pH de 5.5 vendiéndolos como productos más respetuosos para nuestro cuerpo y no informan que están elaborados con fragancias y productos y sintéticos, derivados del petróleo, agentes espumosos, reguladores de pH, etc. que son mucho más dañinos para nuestra piel que una pequeña variación en el grado del pH.




USO DEL JABÓN.

Este tipo de jabón, debe usarse preferiblemente dentro de los seis primeros meses, una vez empezado. Mantener el jabón seco entre usos, para una mayor duración.
Una pastilla deja de ser apta para su uso cuando se produce el enranciamiento. Se puede comprobar si está rancia, ya sea por el aspecto amarillento, pegajoso y blando como por su desagradable olor.
El principal responsable del enranciamiento es la oxidación, que transforma las moléculas de ácidos grasos insaturados en otras que pueden resultar tóxicas.
Para evitar esta oxidación, es recomendable no superar el 5% de sobre engrasado. Se puede compensar esta oxidación añadiendo Vitamina E a la traza.

Estos jabones, son suaves, ligeros, cremosos y con espuma ligera, algo “babosa”, ideal para todo tipo de pieles, incluso las más sensibles. Su alto contenido en aceite de oliva aporta hidratación a las pieles secas. Si por el contrario tu piel es grasa el aceite de oliva aportará equilibrio. Además es un aceite ligero que no obstruye el poro. Tradicionalmente se ha usado para el cuidado facial y el corporal. Además puede emplearse para el afeitado, para retirar restos de maquillaje o como champú por su espuma ligera, que evita la irritación.
Además, al usar aceite de oliva reciclado, es un producto vegetariano o vegano, no contamina el agua de ríos y mares, tirándolo por el desagüe (1 litro de aceite puede llegar a contaminar 10000 litros de agua). Es biodegradable, contribuyendo al cuidado del medio ambiente, ahorramos en productos de limpieza y aumenta nuestra autoestima, haciendo algo con nuestras propias manos.


ENLACES Y BIBLIOGRAFÍA.

Mendrulandia.com

Calculadora de Jabones.

Escuela de Jabones.





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Equipo Xanur©2020.


BREVE HISTORIA DEL JABÓN

La necesidad de limpiar parece tan antigua como la propia civilización. A lo largo de la Historia se ha empleado distintas variedades de materiales para lavar nuestro cuerpo, nuestras cosas y nuestro entorno.
Hay muchas historias o referencias de cuál fue el origen del jabón. Exactamente no está claro que civilización lo inventó o descubrió accidentalmente, pero lo que está claro es que hace milenios que la humanidad ha venido haciendo uso de elementos para su limpieza.
Vamos a mostraros interesantes indicios de sus posibles orígenes.




ORÍGENES E HISTORIA DEL JABÓN.

Es más que probable que los primeros elementos para limpiar, se hicieran de forma accidental, al mezclar ciertas plantas en la orilla de ríos.
Pero se cree, que ya los primeros hombres usaban la arcilla o plantas para, en cierto modo lavarse. Es conocido por diferentes culturas la saponaria, una planta que tiene, como los jabones verdaderos, la propiedad de limpiar, a pesar de no ser verdadero jabón.



MESOPOTAMIA. (5000 a.C. – 1700 a.C.)

Pero fuera de suposiciones o conjeturas, los primeros registros escritos de un producto para tratar y limpiar las pieles y lanas, datan aproximadamente del año 2500 a.C. En Mesopotamia, se encontraron unas tablillas de arcilla sumerias, que mencionan la mezcla que se obtenía de hervir sebo de cabra con potasio, resinas y sal. Incluso hay registros que demuestran el comercio con ese jabón y las sustancias para fabricarlo.



FENICIA (1200 a.C. – 539 a.C.)

Hay evidencias que muestran que ya los fenicios aprovechaban grasa vegetal en lugar de animal. Y la favorita era el aceite de oliva. Su formulación es la misma que la de los mesopotámicos: incluía álcalis y agua. Si bien no lo crearon ellos, sí que retomaron esta fabricación ancestral alrededor del siglo X a. C. y le añadieron hojas de laurel para mejorar su aroma, además de su formato en pastillas sólidas cuadradas.
Este parece ser el origen del famoso jabón de Alepo, antiguo territorio fenicio, actualmente Siria, y cuya receta se sigue utilizando hoy día con el mismo método tradicional y con aceite de oliva y aceite de laurel, fabricando el jabón sirio.
En cualquier caso, los fenicios, conocidos por ser grandes comerciantes, tuvieron tratos comerciales con Europa, extendiéndolo por sus asentamientos en el mediterráneo, como Nápoles, Marsella, Cartagena o Cádiz.




CHINA (2100 a.C. - 1911 d.C.)

Hace unos 3.000 años, en la Dinastía Zhou, descubrieron que utilizar cenizas de ciertas plantas podía ser útil para quitar la grasa. Este método quedó registrado en Los Ritos de Zhou, un documento sagrado que detalla las ceremonias religiosas de los primeros años de esta dinastía china.
Además, La Crónica de Oficios, otro documento del período de los Reinos Combatientes, al final de la Dinastía Zhou (700 a. C. - 221 a. C.), explica detalles de cómo los métodos fueron perfeccionándose: las cenizas de plantas se mezclaban con caracolas molidas, produciendo un químico alcalino que era capaz de eliminar las manchas de la seda.
Distintas Dinastías, como las Dinastías Song, Ming o Qing, usaron procesos similares, variando las plantas o las grasas utilizadas.
Unos mil años después, en la Dinastía Jin, la saponina se transformaba en lingotes para su venta y los comercios especializados en lingotes de Beijing , permanecieron abiertos desde entonces hasta que cerraron bajo el régimen comunista de Mao Zedong, en los años 50 del siglo XX.




EGIPTO (3100 a.C. – 641 d.C.)

Los egipcios se frotaban con la mezcla obtenida del natrón (un carbonato de sodio mineral extraído de los lagos salados después de la evaporación del agua), tierra de batán (una arcilla poco elástica que tiene la propiedad de absorber las materias grasas) y altramuces remojados en agua de lluvia machacados.
Pero la receta variaba. Según algunos estudios, «los egipcios empleaban una pasta sólida, denominada swabw, de wab (limpio, puro), que contenía natrón y una pasta a base de cenizas y arcilla, lo que propiciaba la formación de espuma». El Papiro Ebers, uno de los tratados médicos más antiguos, del 1.500 a. C., aporta además sus usos. Se consideraba un elemento esencial de la cosmética para las clases altas, las únicas con posibilidad de adquirir este producto de lujo. Lo utilizaban para limpiarse y, al parecer, eran prescritos por los médicos para el cuidado de la piel, a pesar de no especificar sus beneficios.




ROMA (27 a.C. – 476 d.C.)

Según el historiador romano Plinio el Viejo, el jabón era, un invento galo y en su Historia Naturalis, aparece la palabra jabón. En ella se explica que los celtas aprovechaban la grasa de cabra y las cenizas de abedul para su fabricación. Y por cierto, de estos recibe su nombre, ya que los romanos adoptaron el termino celta saipo como sapo, y de ahí pasó al resto de idiomas.
Los galos, usaban el sebo de jabalí y los residuos de la combustión del haya y según Plinio lo usaban para teñirse sus largas melenas de rubio o pelirrojo.
También los germanos, usaban cenizas y sebo de animales para fabricar sus jabones.
A los romanos, el olor de la grasa rancia les resultaba desagradable, propia de bárbaros, y que como griegos y etruscos se lavaban frotándose por el cuerpo, una mezcla de aceites aromáticos y arena o ceniza que luego eliminaban con una especie de escobilla llamada estrigilo. Pero las legiones romanas importaron el jabón y con ello los hábitos romanos y la leyenda de que fueron los romanos quienes inventaron el jabón.
De hecho, el médico Galeno, en el siglo II d. C, detalla en su obra Semplicibus medicaminibus el uso de jabones para la higiene personal. Recomienda su uso como detergente y como medicamento, porque expulsa las impurezas del cuerpo y de la ropa, y por tener un efecto emoliente, ablandando y relajando durezas, tumores e inflamaciones. Y fue durante esta época en la que se popularizaron en los conocidos baños romanos.
Pero cuenta una leyenda romana, que la fabricación de jabón empezó por azar hace 3.000 años en el monte Sapo, cerca de Roma. Los animales que los fieles sacrificaban como ofrendas a los dioses, se quemaban en el monte del mismo nombre. El agua de la lluvia se mezclaba con las cenizas del altar, produciendo una lejía que combinaba con los residuos de sebo animal, derretida por el calor del fuego. Esta sustancia se deslizaba colina abajo, hasta llegar al río. Las mujeres que acudían al templo, se percataron de que, las ropas quedaban más limpias al lavarlas en las aguas cerca de los altares.
Sea como sea, fueron los romanos los que extendieron el uso y la producción del jabón en el Imperio Europa y parte de África.




EDAD MEDIA (476 - 1492)

Las distintas invasiones bárbaras repercutieron en la producción y consumo del jabón, que entró en decadencia. Su uso quedo más que nunca, relegando a las clases más altas, por el alto coste que suponía su elaboración y su uso pasó a tener una frecuencia muy escasa, en el mejor de los casos. Esa falta de higiene, originaría grandes epidemias que diezmaron a la población, como por ejemplo la peste negra del siglo XIV.
Pero quedaban reductos que lo mantuvieron vivo todo ese tiempo. Por ejemplo, en Nápoles, en el siglo VI, se formó un gremio de jaboneros. En el siglo VIII se fabricaba en España e Italia gracias a su gran disponibilidad de olivos. En un acta legislativa, datada alrededor del 800 y que representa la voluntad real de Carlomagno, se menciona el jabón como uno de los productos con los que los «administradores de las propiedades reales deben contar».




ÁRABES (632 – 1400)

En el siglo III a.C. ya se fabricaba en Arabia un jabón mediante la cocción de una mezcla hecha con potasa, álcali proveniente de cenizas, aceite de sésamo y limón. Fuentes diversas aseguran que los cruzados fueron los que introdujeron el jabón en Europa Central desde Alepo, en el siglo XI.
La primera gran jabonería europea, como no, la instauraron los musulmanes a finales del siglo X en Al Andalus, en Sevilla, y se encargaban de producir y enviar el jabón, que cuatro siglos más tarde se conocería como jabón de Castilla, a la alta sociedad Española, de Francia e Italia. De los grandes olivares del valle del Guadalquivir, se obtenían las materias primas necesarias para fabricar el jabón. Aún así en Andalucía se siguió llamando por el nombre árabe, almona, y a las fábricas de jabón, más tarde, Almonas Reales de Triana.
Tras la Reconquista, la reina Doña Juana se convirtió en la titular de esta industria creciente.




EUROPA Y AMERICA

El monopolio del jabón de Castilla, en el siglo XVI, fue ampliado por Europa y llego hasta América después de la conquista. En este mismo siglo ya se exportaba este sapo hispaniensis o sapo castilliensis al Reino Unido a través de Amberes. Se convirtió en un producto indispensable de todo tocador real y clases altas, a pesar de que al baño solo se le dedicaban muy pocas veces al año. Se dice que en 1682, Luis XIV hizo guillotinar a tres fabricantes cuyos jabones le habían irritado la piel.
Pero, aunque era muy demandado, el coste del jabón lo hacía prohibitivo para el resto de la población.
En el siglo XIV se establecieron las famosas fábricas de jabón de Marsella. Este jabón tradicionalmente se fabricaba con aceite de oliva, agua del Mediterráneo y sosa cáustica proveniente de cenizas del laurel y se sigue fabricando hoy en día. Fueron también franceses los que aprendieron a hacer jabón perfumado mediante infusiones de aceites florales, con el método “enfleurage”


En 1575 se construyó una almona en Ciudad de México. El jabón que se fabricaba allí se hacía con minerales ricos en sosa, y algunas plantas. También se sabe que en el siglo XVII existía una jabonería en Guayaquil, Ecuador, que fabricaba jabón a partir de sebo de vacas y cenizas de yerba.
Pero no fue hasta finales del siglo XVIII cuando por accidente se descubrieron avances que reducirían los costes en su producción y, por tanto, en su venta. En 1783 el químico suizo Carl Wilhelm Scheele, le surgió accidentalmente la combinación que se usa actualmente para producir jabón. El aceite de oliva, hervido con el óxido de plomo, produce glicerina. Este alcohol líquido es uno de los dos compuestos que se obtienen cuando las grasas simples, entran en contacto con los álcalis.
En 1791, el químico francés Nicolas LeBlanc inventó un proceso para obtener carbonato de sodio o sosa de la sal, a partir de la sal marina. Con este nuevo producto, evitaba usar cenizas y simplificaba y abarataba el proceso de obtención de la sosa.
En 1823, Eugène Chevreul demuestra que las grasas están formadas por una combinación de glicerol y ácidos grasos y explica químicamente la reacción de la saponificación. También se da la circunstancia de que el jabón fabricado con aceites vegetales en vez de grasas animales, es apto para utilizarse en la higiene personal.
Todos estos avances y descubrimientos juntos, fueron los que dieron lugar a un proceso de fabricación mucho más económico, que permitió una comercialización masiva del jabón. Fue así como los europeos dedicarían más tiempo a la higiene personal y junto a esto, comenzaron a desaparecer las grandes pandemias




SIGLO XIX y XX

En el siglo XIX, a diferencia de siglos anteriores, y gracias a las colonias, se empezaron a emplear en la fabricación de los jabones aceites de palma y coco y aceites de semillas: de linaza, de cáñamo, de sésamo, de algodón, de coco, de palma, etc. también se empieza a hacer jabón mediante el proceso en frío.
Louis Pasteur (1822-1895) descubrió que los microbios mortales se transmitían en el parto con el contacto de las manos y que al lavarlas estos se eliminaban. Es por él, la importancia que en la actualidad tiene el lavado de las manos con jabón.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Francia convirtió el jabón de Marsella en un producto de primera necesidad. Fue tan importante, que se requisaron fábricas jaboneras, y durante el tiempo que duró la contienda la región se encargaba de abastecer la mitad de la producción francesa de jabón.




HOY

Hoy, en plena pandemia del Covid19, la recomendación de autoridades como la OMS le han dado de nuevo al jabón gran protagonismo. Las ventas de este producto han aumentado un promedio del 30%.
Actualmente, la gran mayoría de jabones que se comercializan, son detergente, y en los procesos industriales de fabricación se usan infinidad de productos sintéticos: colorantes, aceites minerales, grasas animales, aromas artificiales y conservantes que son dañinos para la salud y pueden provocar alergias y afecciones en la piel y además son altamente contaminantes.
Por el contrario, los jabones naturales elaborados mediante procesos artesanales en frío, producen unos jabones auténticos que resultan mucho más afines con el cuidado de la piel y además son respetuosos con el medio ambiente, ya que son biodegradables.
Como hemos visto, de la necesidad, ha pasado por olvidos, pandemias, leyendas y guerras de distintas civilizaciones, durante milenios. Pero el jabón ha perdurado hasta nuestros días y es una pastilla aliada de nuestra salud.




ENLACES Y BIBLIOGRAFÍA.

Tratado Práctico de Jabonería y Perfumería. A. Larbalétrier

Jabones Esenciales. Dr. Robert S. McDaniel

El Pais. "¿Quien Inventó el Jabón?. Javier Caballero.

Mendrulandia.com





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